El cáncer infantil es una de las enfermedades más devastadoras que una familia puede enfrentar. Por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) inició la entrega gratuita de medicamentos para el tratamiento de esta enfermedad en infantes.

Ecuador es el único país de Latinoamérica que forma parte de este programa, que se desarrolla en colaboración con el Hospital de Investigación Pediátrica St. Jude, en Estados Unidos. Los primeros fármacos se enviarán a Mongolia y Uzbekistán, y posteriormente el territorio nacional, Jordania, Nepal y Zambia, otros países participantes en esta prueba, según la agencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

“Los países de la fase piloto recibirán gratuitamente un flujo ininterrumpido de medicamentos contra el cáncer infantil de calidad garantizada”, explicó la OMS en un comunicado, el pasado martes 11 de febrero.

En la primera fase de este programa estaban considerados 5 establecimientos de salud: los hospitales pediátricos Baca Ortiz de Quito y Francisco Icaza Bustamante de Guayaquil, así como los Hospitales de Especialidades Abel Gilbert Pontón de Guayaquil, el Eugenio Espejo de Quito y el Hospital Portoviejo.

Según datos del Ministerio de Salud Pública (MSP), la prevalencia de cáncer en menores de edad alcanza los 16,9 casos por cada 100.000 habitantes en el país, lo que subraya la necesidad urgente de atención y apoyo a los pequeños pacientes y sus familias.

Según la Organización Panamericana de Salud (OPS), en América Latina y el Caribe, se estima que alrededor de 30.000 menores de 19 años resultarán afectados por el cáncer anualmente. Las proyecciones de Globocan alertan sobre un aumento significativo de los casos en las próximas décadas, estimando que el número podría superar los 53.701 casos a nivel nacional en 2040.

En Ecuador, seis tipos de cáncer han mostrado un aumento exponencial en su prevalencia en los últimos años, lo que pone de manifiesto la necesidad de contar con un sistema de salud más fuerte y accesible que aborde esta problemática de manera integral. En este contexto, se destaca la importancia de programas de apoyo que ofrezcan atención médica de calidad, acceso a tratamientos innovadores y apoyo emocional para los niños y sus familias.

El cáncer infantil no es una lucha que deba librarse en soledad. Cada diagnóstico es un llamado a la solidaridad y al compromiso colectivo. El desafío está en garantizar que los niños que luchan contra la enfermedad reciban la atención que necesitan. El esfuerzo conjunto de las familias, la comunidad médica, las autoridades y las organizaciones privadas son esenciales para brindar esperanza y apoyo a quienes más lo necesitan.

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