El esfuerzo de cuatro meses del asadero Mi Jeka para conquistar el paladar de los comensales que frecuentan Mapasingue Este, norte de Guayaquil, corre el riesgo de irse al traste. El motivo es una posible alza en el precio del pollo por la falta de una solución a la escasez del maíz, principalmente alimento de las crías.

El pequeño comedor prepara un promedio diario de 15 aves, y la meta es llegar a unos 20. Pero ese objetivo podría postergarse, o peor aún, que disminuya la clientela en el momento que los proveedores incrementen el precio de la carne.

La administradora del establecimiento, Zoila Cevallos, indica que hasta la semana pasada el surtidor de aves cobró $1 por la libra. Espera no recibir la mala noticia, más aún que está próxima la época de los asaderos, que es noviembre y diciembre.

Y es que ya hay comedores que analizan un aumento en el costo del menú una vez que el valor del pollo se dispare. Narcisa de Jesús Bautista, propietarias del restaurante En Corto, situado en las calles Vélez y Quito, centro de la urbe, compra un promedio de 200 aves a la semana. Admite que de haber una nueva lista de precios no tendrá otra alternativa que incrementar el almuerzo de $2,75 a $3.

La última vez que Narcisa de Jesús aumentó $0,25 al valor de la comida ocurrió después de la pandemia (2020), por lo que considera no adecuado un alza en el costo del pollo, más aún por la crisis que vive el país. 

Y es que una decisión de esa magnitud pondría en jaque a los restaurantes, debido a que el ave es su principal proteína, por su costo asequible.

En caso de un incremento en el costo del pollo no me quedará otra alternativa que aumentar el valor en los almuerzos.

Narcisa de Jesús Bautista, propietaria de comedor.

De acuerdo a un estudio del Observatorio PYME, de la Universidad Andina Simón Bolívar-Ecuador, en la zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón) hay alrededor de 7.200 negocios de ese tipo.

Solo a lo largo de la calle Portete, suburbio de Guayaquil, se contabiliza una veintena de establecimientos. Entre los más populares están Sabor Manabita, La esquina de Ales, 4 Hermanos, El Forastero y El sabor del encanto.

Gómez Rendón es otra de las vías conocida por los asaderos. Uno de los populares establecimientos es El Puma, cuya intersección es la calle García Moreno.

Daniel Caiche labora desde hace 27 años en el local. Comenta que en ese tiempo ha experimentado la alza en el precio del pollo al menos en 5 ocasiones, en gran parte por la falta de maíz en el mercado nacional.

Ante esas circunstancias, Caiche señala que el dueño del negocio no tiene otra opción que endosarse los nuevos valores, al tiempo que “debe hacer malabares” para retener el cliente, aunque admite que a veces ya no pueden más, por lo que están obligados a subir los costos al menú.

Indica que al menos 50 pollos asados venden al día. “Antes, eran más, pero ahora hay más competencia”, expresó. A ello le añade los cortes de energía eléctrica.

En este establecimiento, el pollo entero cuesta $10, y hay algunas promociones y combos. Una estrategia para mantener la fidelidad del comensal.

Jorgen Zavala, es supervisor de uno de los locales de La Esquina de Álex. Comenta que a través de la prensa se enteró de la crisis en el sector maicero y sus posibles consecuencias. Solo espera que esa situación no altere en la preparación promedio de 200 pollos diarios.

Por la experiencia de 16 años del establecimiento, Zavala señala que en circunstancias de este tipo tratan de no afectar al cliente, aunque eso no signifique que modifiquen los valores del menú si la situación lo amerita.

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