Uno de los factores que incide en el aumento del costo de producción es la eliminación del precio diferenciado del diésel, que encareció el rubro en 16 centavos por libra a finales del 2022. Esto afecta al 82% de la superficie camaronera.

A esto se suma que el costo ya se encontraba visiblemente afectado por el alza del precio en materias primas a escala mundial. En comparación al 2019, el trigo subió el 71%, la pasta de soya el 45%, el aceite de pescado 105% y la harina de pescado 24%.

Se aumentó significativamente el valor de producción del alimento balanceado, uno de los principales rubros para el productor camaronero, que representaba el 55,2% del costo total de producción.

El camaronero asume un valor de seguridad que suma más de $80 millones anuales por la implementación de sistemas de video vigilancia, rastreo y comunicación, además del pago de guardias privados en turnos rotativos y las pérdidas por robos que sufren a diario.

Se trata de un monto fijo destinado para hacer frente a la delincuencia, que golpea sin tregua al sector por vía terrestre y fluvial. La ola delictiva deja un muerto y 20 personas heridas, solo en lo que va del 2023, según estadísticas de la Dirección de Seguridad de la Cámara Nacional de Acuacultura.

Es fundamental buscar alternativas de crédito para el camaronero, pues actualmente las tasas de interés, montos o plazos de crédito no son aplicables a la realidad del sector.

El gremio considera que la aplicación del ‘drawback’ automático aliviaría parcialmente estos problemas, a los que se suma la depreciación de monedas de países competidores o mercados de destino como el euro, que llegó a la paridad con el dólar en 2022, lo que automáticamente encareció las exportaciones. Este fenómeno se repitió con China, principal destino de las exportaciones de camarón.

India y Vietnam, competidores directos de Ecuador, cuentan con varias ventajas frente a nuestro país. Salarios más bajos, subsidios a insumos y moneda propia. Ambos países registraron depreciaciones de sus monedas, lo que da una ‘ventaja temporal’ frente a países que están dolarizados y que ven encarecer su oferta.

José Antonio Camposano, presidente ejecutivo de la Cámara Nacional de Acuacultura, aclara que las cifras de cierre del camarón ecuatoriano no reflejan esa dura realidad que ha enfrentado la industria el año pasado.

“El año 2022 ha sido de los más complicados que hemos tenido que afrontar: mercados deprimidos, dólar fortalecido, costos de producción al alza, costos por ineficientes servicios públicos, inseguridad a niveles nunca antes vistos. Las ventas al exterior no muestran esa realidad”, remarcó Camposano.

Actualmente, el camarón ecuatoriano es el primer producto de exportación no petrolero del Ecuador y es un pilar fundamental para la economía del país. Esta actividad económica deja cerca de 290 mil fuentes de empleo directo e indirecto.

Según el boletín análisis semanal de Walter Spurrier y Alberto Acosta Burneo, cada 1% que decline la producción camaronera se destruirían 791 empleos; además se reduciría el valor agregado en $19.7 millones y en pago de impuesto a la renta en $1.5 millones.

La problemática ha sido planteada en varias ocasiones ante las autoridades de gobierno, especialmente al ministro de la Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca, Julio José Prado. Sin embargo, no existe ninguna acción concreta para impulsar la competitividad de camarón ecuatoriano.

Por el contrario, se continúa presionando la estructura de costos del sector que atraviesa dificultades por falta de incentivos y atención de política interna, al igual que el impacto de factores exógenos como el precio en los mercados internacionales.

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