El guayaquileño Julio Chang Magallanes y su esposa María Belén Herrera Tubay están detrás del emprendimiento gastronómico Rukito, conocido por preparar moro de arroz ‘chicloso’ con bastante queso y diversas carnes a la parrilla.

La atención al cliente y la selección de proveedores locales complementan el negocio en el sector de la Alborada, en el norte de Guayaquil. La crisis por la pandemia no fue impedimento, ya que en noviembre abrió otra sucursal en Urdesa.

Pero toda la historia comenzó en la casa de su familia, donde en un espacio se levantó el negocio. Julio recuerda cuando las personas comían en la sala junto a sus parientes.

El panorama le parecía loco y lleno de incredulidad. Sin embargo, la sazón fue la estrategia que venció los estereotipos de invertir una gran cantidad de dinero en el primer local.

«Tenemos de 25 a 30 cortes diferentes. Desde pollo, carne, costillas y chuletas hasta pulpo al grill, picudo, camarones y costillas», explicó.

El éxito no llegó de la noche a la mañana. Las experiencias de otros emprendimientos fallidos le permitió sacar adelante uno de comida con la receta familiar.

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