Samborondón deleita con aroma y sabor. El olor a pan recién salido del horno se percibe desde varias cuadras del local de Don Segundo Bastidas Zambrano, ubicado en la calle Juan José Avilés Morla y Ezequiel Guerrero, en la Cdla. 15 de Julio. Pero es algo más que pan, pues allí surge la magia con un toque hogareño cuando elaboran las famosas rosquitas del cantón.

A Don Bastidas, de 83 años, lo sorprendimos con las manos en la masa, literalmente. En una gran mesa metálica separa porciones en tiras largas que sirven para hacer la trenza y armar los bocadillos de forma circular. Luego los extiende en planchas para el proceso de fermentación por dos horas. Tiempo similar transcurre en el horno. Todo el proceso dura 6 horas.

Oficio que conoció desde muy joven. A sus 14 años, el samborondeño aprendió en la panadería de Benito Ortega Echeverría y después laboró en la panadería Central de la familia Barroso. Con el paso del tiempo, él optó por emprender su propio negocio y compartir sus conocimientos con las siguientes generaciones.

Así se sumaron sus nietos Fabricio Soriano Bastidas, Ricardo Sánchez Bastidas y Marlon Soriano Bastidas, quienes llevan en la sangre la pasión por la panadería y el orgullo de su abuelo. El trabajo no es sencillo ni rápido, ya que la preparación de la masa comienza a las 04:00. Entre los ingredientes utilizan harina, manteca de chancho, levadura, agua y azúcar.

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El negocio del octogenario produce 4.000 rosquillas diarias y 8.000 en días de feriado. El producto se comercializa en Samborondón. Aunque sus principales clientes provienen de otros cantones como Guayaquil, Durán, Yaguachi, Baba y Salitre. Incluso ha traspasado la frontera ecuatoriana hacia Alemania, Panamá, Estados Unidos, China, España e Italia. 

«A cualquier país que viaja un samborondeño, siempre lleva varias fundas de nuestras rosquitas a regalar a sus familiares y amistades en el extranjero», cuenta orgulloso de su labor.

Con picardía y lucidez recuerda nostálgico cuando se enamoró de su único amor, a finales de la década de los 50. «Me la traje del cantón Ventanas y en Samborondón hice mi vida con ella. Tuve 4 hijos: William, Elizabeth, Rosario y Janeth. Tengo 12 nietos», comentó a D’Una.

Su labor es reconocida por varias instituciones y personajes. Entre los cuales destacan la Cámara de Comercio de Samborondón y el padre Julio Coloma de la parroquia Santa Ana. También consta el Municipio de Samborondón, cuando se conmemoraron los 50 años de cantonización durante la administración del exalcalde José ‘El Coco’ Yúnez.

En la actualidad, el alcalde de Samborondón, Juan José Yúnez, gestionó un espacio de trabajo para el adulto mayor. Su reciente anhelo es recibir un homenaje por parte del actual burgomaestre. «Me sentiría honrado tener una placa de reconocimiento de Juan José», concluye.

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